sábado, 31 de agosto de 2013

Muerte.
Ese ser beneficioso y dañino,
ser ilustre e inerte,
aquel que hace que entierren padres los hijos
y la venganza.

Venganza.
Esa vida baja y apasionada
que sucumbe en razas,
aquella que dicen que es mala
y la dañan.
¿Qué dañan si no es la cara de la venganza?
Una bala, solo una hace falta para extirpar la cagada de las calas.
Allí donde están los inhumanos sanos y lejanos que golpean con manos y palos a aquellos sanos humanos cercanos.

Y dadnos.
Dadnos esa bala de venganza para terminar mientras danzan la danza de las cabras. Aquellas cabras de las montañas que lanzan golpes con saña.

Y te matan.
Te matan sin saber cuál es el mal de tu ser sin ser, de aquel corcel negro y horroroso.
Y te dan cordel y cordel y cordel, para que tú mismo te des aquella bala que hizo bien.

viernes, 30 de agosto de 2013

Hombres moles que derriban bloques de hormigones.
Hombres soles que inventan drones de colores.

Los inicios de esta especie inteligentemente "avanzada"

Un día lejano en algún lugar de este pequeño inmenso mundo un mono se levantó y dijo: "¡Ey! ¿Por qué seguir siendo nmono cuando puedo ponerme a dos patas y aprender a ser estúpido?
Y así nació el hombre.

Los cambios en un camino sin final.

Un lápiz se desliza
por una hoja en blanco
y lo que antes fue nada
termina siendo algo.

Un humano que camina
por un mundo alocado
y lo que antes fue hada
termina siendo lagarto.

Una nota salida
de un excelentísimo bajo
y lo que antes fue calla
termina siendo canto.

Hombres de vanidades

Ejércitos con hombres decididos
y valerosos que arramblan con ciudades
con el fin único de servir a sus deidades
y ganarse a favores un buen destino.

Negocios con hombres listos,
hombres repletos de vanidades.
Negocios de tramas ilegales.
Hombres que sirven al negocio mismo.

Un mundo entero
de Humanos egoístas y ricos
y pobres animales sin dinero.

Moralmente no son menos
esos sucios milicios
que mantienen la vida, a cero.

Mi sentimiento

Qué bonito.
Qué bonito y que dañino
ese sentimiento que siento
en el fondo de mi corazón.
¡Ay! Pero qué bonito.

Los olvidados saludados

Aquí me encuentro de nuevo,durante el último día antes de las vacaciones de verano, en mi trabajo a media jornada a las afueras de la ciudad.

-¿Qué tal Jackie? ¿Cómo estás hoy?
-...
Que maleducado, siempre me hace lo mismo.

-¡Buenas Ever! Cómo de costumbre Jackie me ha chafado la mañana. Nunca me devuelve el saludo. ¿Tanto pido?
-...
-¿Otra de pocas palabras, eh?

-¿Qué hay, Aaron? ¿Qué tal te lo pasaste ayer?
-...
-Me estoy empezando a poner de los nervios con tanto vacío, de verdad.

Pasé el resto de la mañana en un absoluto silencio. Cuando terminé el trabajo recogí mi chaqueta y salí del recinto. Como despedida me giré y leí en voz alta el letrero que colgaba medio corroido sobre el portón: "Cementerio municipal". Lo echaré de menos estos días.

martes, 27 de agosto de 2013

Siendo así, el amor
nuestra gran perdición,
lo seguimos y perseguimos
con gran emoción
sin conocer nuestro sino,
sin conocer aquellos sitios,
aquellos parajes dañinos.
Un oleaje interno, una tormenta, una erupción.
Un huracán de aspavientos,
Un chiquillo que acude a la escena con gran emoción,
y acaba magullado, roto y violento.

Una gota, una gota, una gota...
Van callendo gotas que le van haciendo a uno,
en un vaso de inerte cristal,
estas gotas son rojas, verdes, azules,
diferentes tintes, diferentes sabores,
se mezclan y cambian,
se mezclan en ese vaso inerte
lleno, rebosante,
expulsando de este otras gotas contaminantes.
Pueden caer colores oscuros,
que harán el vaso opaco,
o colores claros,
transparencias, alegrías.
Este es el alma, un líquido inócuo,
un liquido mutante,
un líquido en el inerte vaso del cuerpo.
Ver el horizonte, a lo lejos,
dividiendo tierra y cielo,
sentirte en este mundo lo menos,
al ver como tu tiempo se acerca a cero,
y, en cambio, el horizonte es eterno,
fraterno, si eso,
acompañándome desde el principio,
a todos sitios,
y ando, y ando, y ando, y miro,
ahí está, a lo lejos, mi sino.
Aquí me encuentro, grito,
grito para todos, todos los chicos
que no hayan visto el horizonte,
que se encuentren obstaculizados,
todos esos pobres descuartizados
de mente cerrada y de lado,
buenos hombres que son salvados,
y se dejan salvar solo mirando
a ese lejano, lejano horizonte.

lunes, 26 de agosto de 2013

Son los acordes en una guitarra de una cuerda.
Aquellos viejos paisajes monocromáticos.
Tal y como un triste gusano de seda.
Unas vistas ocultas desde el ático.
Es el derroche                                                Sobre una hoja                            
de sentimientos                                                antes blanca                                
sin miramientos                                                que mata                                     
 en un porche.                                                alguna hora                                 
Es el objeto que no llega a ser bello.
La acción implacable que queda a medias.
Una serie humorística entre tonalidades serias.
Es el placer inacabado al que ya no llego.
Aquí yace el dolor que ya no siento
entre jactadas risas serias
en un cementerio de mentiras medias
y enteras verdades cuando miento.
El fuego fiero
que arrasa con todo
acude lleno de gozo
a ver como muero.

Siente que le siento
y se hace el loco.
No le puedo ver, no le toco.
pero ahí sigue, consumiendo.

Es el fuego de tus recuerdos,
el fuego eterno en mis latidos,
el fuego implacable y retorcido.

Es él quien me hace menos,
Es él quien seré y quien he sido.
Mi amor, mi vida, mi sino.
Cuando se razona
no se ama,
cuando no se ama
no se pierde,
cuando no se pierde
no se siente,
y cuando no se siente,
no se es nada.

viernes, 23 de agosto de 2013

Soy el fantasma de tu ventana.
Aquel invisible hombre descuidado,
aquel que espera necio y ansiado
a que se la abras con ganas.

Pasando fuera la fría noche en pana
por ser tú el diablo encarnado,
por dejarme solo y a la mano
del de allí arriba y a sus ganas.

Por eso te odio y te amo
por tu firmeza tan poco sana
y por el desprecio derrochado.

Por toda esta responsabilidad a mi cargo
y todas esas miradas por la ventana.
Tanto bueno, tanto malo.
Somos clones
con distintos dones,
todos moles
sin apenas soles.
Bombillas encendidas que ciegan impidiendo ver su interior.
Bombillas apagadas que, por falta de luz, impiden ver su interior.
Bombillas, humanos que no se dejan ver.
Eso es el ser por el ser, y no el ser por el por qué del cómo.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Un fuego eterno sustentado
en basta cera de plástico.
Una antigua coraza del pasado
con un oscuro vacío sarcástico.
Una mentira ocultando
la peor verdad, la del propio yo malvezado.

El deseo de la lámpara.

Había una vez una lámparaque quería ser estrella. Quería ser más grande, ser vista por todas las personas y alumbrar como la que más. Todas las noches la encendían y ella miraba a estas, queriendo hacerles compañía, deseándolo con todas sus fuerzas.
La noche siguiente se encontraba en el cielo. Brillaba mucho y podía ver a las personas muy chiquititas a lo lejos.
Pasaron horas y nadie se le acercó para encenderla o apagarla. Las siguieron los días, las semanas, los meses. Entonces comenzóa desear volver a ser lámpara.

A la noche siguiente, su dueño llegó a enderla con una gran sonrisa, había vuelto. Entonces una voz le dijo desde dentro: "Espero que hayas aprendido esta valiosa lección, pues habrás podido comprobar que no es mejor ser conocido por todos que ser importante solo para unos pocos.
Pensé que si manifestaba mis pensamientos haría algo bueno,
nunca pensé otra cosa diferente a esta.
Si no sabes cómo decirlo, hazlo
Un niño inocente
sin mal en el corazón
demasiado joven probó el sabor
de la vida decente.

Duro por el dolor
de su vida anterior, miente
en su día a día actual, siente
que ya quedó sin honor.

Pues es la única forma
de prosperar en su vida,
dañando.

O se le ríen con sorna
y de en medio le quitan,
callando.
La máscara creada
por una mediana verdad
oculta el horroroso rostro real
de las mentiras pasadas



Aún sabiendo que solo creaba mal
creó la capa
de las vanas esperanzas
poniéndole a nuestra historia, un punto y final.

martes, 20 de agosto de 2013

Un poco de líneas...

Ellos dos son lineas paralelas,

que van rectas y directas,
líneas que nunca se cruzan.
Son líneas que van precipitadas,
hacia un futuro sin nada,
líneas que quedarán solas.

Ellos son líneas espirales,
que avanzan poco a poco,
recordando sus bienes y males.


¡Y aquí estan las secantes!
que se cruzan cruzan incesantes,
líneas felices, líneas...aberrantes.

Soy un amante incompleto
al no verte esas noches.
Soy un corazón incompleto
al no corresponder tú, mi derroche.
¿Qué es esto? ¿Qué siento
salir de mi corazón?
Es fuerte! Es un cañón!
Es débil, pero violento.

Te digo, y no miento,
que cuando este...¿dolor?
arrasa con gran ardor,
ya no soy, ya no siento.

lunes, 19 de agosto de 2013

Aquí tengo,
mi libreta, mi corcel,
mi tinta, mi paisaje,
a vos solo os sere fiel.

Pues fuisteis los unicos que no me abandonasteis,
seguisteis ahí, a pie,
sin fallarme ni retarme.
Tú, yo, mi ser.

sábado, 17 de agosto de 2013

Y estas son, las diferencias.

No es superior quien piensa
pues sin duda este caerá
con la muerte.

Mejor es quien ama con fuerza
pues este sí perdurará
en la mente.

Caerá al fondo y dañará
a aquellos cercanos entes
con sus quejas.

Se acercará y ayudará
a todas aquellas gentes
sin pereza.

Muchas dejará a deberte
inundándote con sus penas;
y morirá.

Toma tú, aquel este y ese,
que tu mal por mí no sea;
y vivirá.

Robert Frost (I)


Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos. 

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos. 

Debo estar diciendo esto con un suspiro 
 De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
(Traducción: María Fernanda Celtasso)

viernes, 16 de agosto de 2013

Se abre una antigua ventana, salen murcielagos, sale polvo, sale suciedad, entra luz, entra un espectador.
Hay una chica vestida de princesa en cuclillas sobre el suelo, con las piernas desolladas puestas en una posición extraña. Está llorando. Con cada leve movimiento la madera del suelo emite un fuerte crujido.
El corazón de nuestro espectador se estremece, el dolor, la soledad, la tristeza eran demasiado espesas en una atmósfera a su vez recargada. Se acerca, poniéndole una mano sobre su delicado y frágil hombro. Como un enclenque pelele esta se derrumba en el suelo con un golpe hueco. Ya no hay lloros. Solo silencio. E. gira el cuerpo de la niña para mirarle a la cara.
-¿Qué le habrá ocurrido? -piensa.
Sus cuencas oculares estaban totalmente vacías. En el lugar donde debieron estar los ojos solo se distinguían dos manchas negras. La boca estaba cosida con un grueso cordón. Todo era tan difuso... Un estruendo rompió el silencio que reinaba, después de este, se despertó.
La cama estaba totalmente empapada de sudor, la luz encendida, y una chica vestida de princesa le acompañaba en el sueño.
Duerme, espectador, duerme.
Una tormenta, un oleaje,
a eso le llaman amor,
va subiendo, con gran ardor,
con valentia, seguridad y coraje.

Cual ser sera en el que se encarne?
Tal vez produzca dolor?
Tal vez deje mal sabor?
Alcese usted, y lo mate.
Siento tu amor en mi jóven corazon.
Siento tu amor en tu fragil mirada
Siento tu amor en las letras pronunciadas.
Siento tu amor cerca mía, sin temor

Siento tu amor cada vez que sale el sol
Siento tu amor en cada carta dada
Siento tu amor en aquellas escapadas
Siento tu amor, lo siento, con gran razón.

Estoy aquí sabiéndolo,
como se disipara con el tiempo,
se que esto tiene un fin.

Encuéntreme aquí, yo, sufriendo,
todo va mas lento,
he aquí, mi fin.
Aqui viene la botella de nuevo,
vacilante,
penetrante,
tan sola se acopla en mi mano,
vuelve a echarse,
mas, y mas, y mas.
Ya vuelve a estar el vaso vacio,
la camarera se acerca a mi,
¿quieres mas, cariño?
la botella viene de nuevo,
vacilante,
penetrante.
Ya vuelve a estar el vaso vacio.
¿Es que no me pone, señora?
¿No ve que al volcarse tanto no deja sitio?
Venga, camarera! Traigame otra copa!
Los besos apasionados cruzan las calles,
los pasos chapotean en las aun encharcadas aceras,
plaf, plaf, plaf, asi suenan.
¿Usted las escucha, señora?
¡Deme otro de sus besos pasionales!
¡Ay cuánto quiero
el revivir a Quevedo!
Poder hablar en verso
y sentir bien su fuego.
Los vientos que cruzan mi cabeza,
de oido a oido,
¿los escuchas?
Están ahí, y no cesan,
en todos sitios,
no esperan.
Son vientos que cruzan mi cabeza,
son vientos,
vientos lentos,
vientos sin freno,
vientos, con esperpentos.
Traen alboroto,
traen movimiento,
traen amor,
traen mucho, mucho viento.
Vuelcan mo cabeza
entre magulladuras,
suaves, duras,
cesan...
Ahi vuelven,
y mueven,
y retuercen
...

Las rojas estepas de una chica cualquiera. Cap. 1: Nuestro primer/cuatragésimo encuentro

Las tintas secas recorren este viejo papel oscuro en un bar bohemio de la capital.
El humo propio del tabaco barato ennublece aún más mi ya limitada visión.
En el fondo del bar, en una pequeña mesa redonda se encuentran cuatro viejos de ronca voz y ocho dientes peleando por una rutinaria partida amañada de póker.
Un sorbo más del alcohol también barato que aquí sirven. Ginebra dicen que es; según yo, pis de gato.
En un costado del bar una joven de moral distraida y vestido corto y ajustado tontea con un chico bien vestido demasiado joven para frecuentar estos parajes tan alejados de la ciudad.
Han echado a alguien por beber más de la cuenta. Ya van por el tercero, y aún queda noche.
-Parece que esta orina podrida tiene más fuerza de lo que pensaba -dijo el señor de mi derecha dirijiéndose a mí por primera vez.
Llebaba, como todos los días, una larga gabardina aompañada de un sombrero fedora, ambos grises, que le tapaba el cuerpo y el rostro respectivamente casi por completo.
Siempre nos sentábamos en el mismo lugar, yo aquí, en la barra, y él justo a mi derecha. El señor gris venía todas las noches y pedía un vaso de pis de gato ginebra que frecuentaba dejar lo más intacto posible. Era un hombre que siempre me había provocado cierta curiosidad. Tan gris, tan oculto. Según el tono de voz podría aventurarme a decir que Gris no superaba las tres décadas de edad.
-¡Hola, soy Javier! Y tú, ¿cómo te llamas? - pronunció, a mi parecer, con una alegría un tanto forzada.
-Yo soy Olivia, encantada -dije con mi voz más sofisticada.
-No más que yo, pequeña pelirroja.

jueves, 15 de agosto de 2013

No me mires
No me ames
No me dañes

¿De qué material estás hecha tú, mi amor; que resplandece de día, produce preciosa música con cada palabra pronunciada y me roza entre tactos sedosos?
Eres tú mi asesina de tintas, mi secuestradora de pensamientos, eres tú, la ladrona de mi corazón.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Ya por fin veía la luz. Aquella luz tan ansiada, por tanto tiempo.
Después de tanto tiempo recorriendo el túnel, aquel túnel oscuro y húmedo, podía volver a sentir la calidez de un nuevo día. El Sol brillaba con una fuerza que no recordaba, los conejos eran más blancos, los árboles más vivos, las montañas más imponentes, las nubes se encontraban más cerca... lo echaba tanto de menos, a todo.
En la entrada de El mundo real le esperaban personas que no habría esperado con los brazos bien abiertos. Aquellas personas que él no dejó que le acompañasen por el túnel.
¡Oh, me han mirado!
Esos ojos castaños.
¡Oh, me han tocado!
Esas delicadas manos.
¡Oh, me han besado!
Esos labios cercanos.

¿Cuando fue aquel día?
¿Cuando fue, aquel año?

Aquí yace el amor, olvidado,
tres pies bajo tierra, enterrado,
lleno de lágrimas, derramado,
siendo mejor cualquiere tiempo pasado.
En ese momento más bajo, ese momento en el cual te encuentras sumido en toda esa oscuridad que te va carcomiendo, te va tragando poco a poco, una persona cualquiera se acerca, ofreciéndote su mano.
Agárrala, sal, sálvate.
A partir de ese día no volvera a ser una persona cualquiera. Esta persona siempre se encontrará en el número 1 del podio. Esa persona siempre será especial en cualquiera de los sentidos.
Simplemente, esa persona será esa persona.
Humanos, idiotas humanos, que no sabemos expresar nuestros sentimientos y, por lo tanto, no somos lo que somos.
Somos humanos sin sentimientos.
Somos algo más que menos.
No somos lo que somos.
Somos sentimientos, sin estos propiamente dichos.
Somos humanos vacíos.
Somos humanos...
no somos humanos...
Escribamos manriqueñas
para hablar de la época,
y momentos.

Escribamos unas señas
y disfrutemos las cosas,
mas es menos.

Escribamos estas letras
acompañados o a solas,
en silencio.

 Escribamos y digamos:
¡Esta es la hora!
¡Este es el momento!
El amor viene y va,
viene, te daña, y se va.

Una mano celestial
que coloca a "aquella" persona en tu lugar.
Una mano celestial,
con muchas ganas de dañar.

¡Ay, amor, amor!
¡Qué habria hecho yo sin ti todos estos años!
!Ay, amor, amor!
¡Tan amable y tan tacaño!

Sin duda el amor es dolor,
y pasion,
y color.

 Sin duda, el amor es amor.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Aqui yacen los ojos verdes
que se perdian en el propio mar reflejado.
Los ojos que el alma engrandecen,
en un amor, salado.

domingo, 4 de agosto de 2013

Hay un momento en el que querrías que todo fuese como aquel día. Darías el resto de tu vida por vivirlo una sola vez más, tal y como eran las cosas. Lo vivirías con gusto una vez tras otra, tras otra, tras otra... Ese día del que no cambiarías nada, ese día en el que todo fue perfecto.
Todo su mundo había cambiado, todas las personas a su alrededor; las personas que le importaban, claro; él inclusive.
Ya nada era como antes, nada volvería a ser como antes.
Los cambios en las personas suelen ser unidireccionales transcurridos en una línea infinita, no se preducen en círculos. Es muy complicado que una persona, por voluntad propia, vuelva a ser como un día fue.
Y uno lo desea con todas sus fuerzas, volver a conectar, de alguna manera, con esas personas. El problema es que ya no somos esas personas que un día conectaron. Es como conocer a una persona nueva, puede caerte mal llegando a odiarla en algunos casos, puedes tenerla como una conocida más y no hacerle mucho caso, puedes valorarla como un nuevo amigo, puedes quererla, puedes amarla...

El mar de los perdidos.

Sentir cómo te vas desmoronando, cómo te vas haciendo polvo, mientras las olas se llevan este, poco a poco, ola a ola, hasta que no queda nada de ti.
Ves como esos trocitos minúsculos se van alejando cada vez más, flotando, disueltos en la ola. Llega un momento en que ni siquiera los ves, supones que están ahí, en alguna parte, pero no sabes si ese lugar esta cerca o lejos. Solo sabes que no puedes alargar la mano y recuperarlos, porque no están al alcance de tu vista. Mientras te vas desmoronando en este mar ves como te hundes cada vez más. Llega un momento en el que, haciendo un tremendo esfuerzo, consigues mantener únicamente la nariz sobre el agua para poder seguir respirando. Sabes que en algún momento te terminarás hundiendo pero tienes la vaga esperanza de que por este mar de aguas tranquilas, aunque mortales, pase alguna barca con el fin de ayudarte. Mientras tanto, sigues intentando sobrevivir, a contrareloj, a contrafuerzas...
Hay muchos sentimientos, celos, venganza, amor, dolor, amistad, orgullo...
Y solo hay uno que sea capaz de sublevar a los demás. 
¿Cuál es sino el amor?

Somos hombres que añoran el pasado.
Un pasado cercano, un pasado remoto.
Tal vez añoremos lo que nos ocurrió ayer, tal vez añoremos épocas lejanas, siglos y siglos atrás.
Somos recuerdos que se recuerdan en en sí mismos.
En un presente queremos nuestro pasado sin pensar que, en un futuro, querremos nuestro actual presente.
Somos eso, el afan de querer vivir un momento ya vivido sin poder vivir de esta manera el actual.

sábado, 3 de agosto de 2013

Volvemos a hablar de bosques...

Era una noche de invierno en aquellas tierras lejanas. Se encontraba mi solitario compañero cruzando un frío bosque de altos árboles cuando una tanda de fuertes vientos atizó los mismos. Una bandada de pájaros salió volando, a toda prisa, huyendo de algo. Eran cuervos. Un sonido hueco se escuchó a lo lejos. Nuestro amigo entró en estado de terror por unos momentos, claro que, el paisaje no ayudaba en ninguno de los sentidos a lo contrario. Luces, una serie de luces empezaron a parpadear en la lejanía. Luces verdes, rojas, azules, blancas. La última le cegó a pesar de la distancia a la que se encontrarían. Pero él era un hombre relativamente valiente y a pesar de lo ocurrido, prosiguió su camino. Era una noche repleta de estrellas, con una luna muy, muy fina. De nuevo, un grito de inmenso dolor desgarró el frágil silencio. Según lo escuchado por mi compañero, provenía de una garganta femenina. En esos momentos, en la oscura noche, no dudó en equiparse con su machete, preparado para las posibles sorpresas. Con aire justiciero pero aún pálido y temblando fue en busca de aquel grito. No podría decir el lugar exacto desde donde se produjo el mismo, pero sí la dirección, la misma de la que provenieron aquellas extrañas luces. Un metro, 5, 10, 50, 100... Recibió un fuerte golpe en la nuca que le produjo un grandísimo dolor.
Con un sobresalto se despertó en su casa. Una pesadilla, pensó, pero tan real. Apenas habían transcurrido 5 minutos desde que creyó haber salido por la puerta.  Se dirigió al cuarto de baño y se miró al espejo. "¡Pero qué pelos llevo!" "¿Siempre he sido tan feo?" y dicho esto, soltó una fuerte carcajada. Se echó un poco de agua en la cara para despejarse, ya no tenía sueño. Volvió a mirarse en el espejo, ya un poco más decente. Era un hombre atractivo, un chico más bien, veinti pocos tenía en aquella época. En la cara predominaban dos ojos azules que contrastaban fuertemente con el pelo negro, largo, que le llegaba a estos. "Ya es hora de volver a la cama" pensó. Se giró y dio la espalda al espejo, saliendo de esta manera de la pequeña habitación. Era un chico robusto, bastante musculado con una espalda ancha. Esa noche, aparte de lo normal, también tenía un profundo moratón que se extendía desde la parte más alta de la espalda hasta la nuca, ocultando el resto su pelo. Uno bastante negro. ¿De qué sería? De todos modos él nunca lo llegó a ver, pues no solía mirarse la espalda en el espejo y en invierno siempre llebaba jerseis de cuello alto. Todo quedó en aquella extraña pesadilla que no tuvo final, una pesadilla que se perdió en el olvido de este chico. Una mujer repleta de dolor que yacía perdida en aquel bosque extraño.
 

jueves, 1 de agosto de 2013

Allá un tiempo atrás

Se notaba el amor en cada una de las letras de pluma y tintero sobre ese papel amarillento. El olor a orina inundaba el ambiente debido a la ínfima calidad de la retirada de desechos. Un grito ronco mutiló el perfecto silencio de la noche. Una prostituta camina entre carcajadas agarrada de la cintura por la mano blanca del Barón que, a su vez, sujetaba un gran fajo de billetes, algo nada común y, menos aún, allá por el siglo XVII. En su otra mano suejetaba una botella de vino producida por sus tierras. Iba tremendamente borracho, como todas las noches, deambulando por las más bajas calles de la ciudad.

En estas se situaba nuestro protagonista, escritor de profesión y limpia establos por pura afición. En estos momentos, antes de que servidor interrumpiera, se encontraba a punto de escribirle una carta a su amada, hija del marqués de carabás (este sin un gato parlante, sin ogros ni gigantes). Dejarete yo agora con él y sus palabras.

[...] Jamase visto belleza tal que hiciese competencia al Sol, a la Luna y a todas sus seguidoras esponjosamente blancas [...]

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