miércoles, 31 de julio de 2013

La vida en etapas

Sólo somos niños una vez, saltemos, caigámonos, raspémonos las rodillas.
 



Sólo pasamos por la adolescencia una vez, vive tu primer amor, tu primer beso, vive toda esa cantidad de nuevas emociones.
  
 (bueno, tal vez sean un pelín mayorcetes, no importa)



Sólo nos hacemos adultos una vez, ten hijos, enséñales todo, viaja, haz ejercicio, ten experiencias fuertes que te revuelvan el estómago, haz de los pequeños detalles un gran mundo de ilusión.
 



Sólo llegamos a la vejez una vez, disfrútala, siéntete orgulloso de todo lo que has hecho en la vida, sácales una sonrisa a tus nietos, cópiasela y sal a la calle, juega al balón, haz nuevos amigos, nunca es tarde.
 


Sólo morimos una vez, así que, cuando llegue el momento, acéptalo. Será más fácil si disfrutaste al máximo todas y cada una de las etapas anteriores. Cuando te de la cara, sonríele.

martes, 30 de julio de 2013

El suicidio inacabado de Ever (parte I)

En ese momento del día no había horizonte. El cielo y el mar eran de colores idénticos, no había un fin definidio en cada uno de estos. Se mezclaban, uno con otro. Tan lejos, tan cerca.
Era invierno y no había nadie en la playa. Ni bañistas ni busca-bronceados y, a falta de estos, tampoco había socorrista. Solo estaba ella, con su pelo negro ondeado por el viento que le llegaba hasta bien entrada la espalda. Tenía unos ojos verdes, preciosos. Si te acercabas lo suficiente a ellos y te parabas a mirarlos, sentías el vértigo de quien cae desde el aire, pues estos eran el reflejo de su alma. Como dos lagos le decían. Los labios perfectos, ni muy carnosos, ni poco. Una curvatura siempre forzada hacia arriba. Tras estos se encontraban dos hileras de blancos e inmaculados dientes.
La chica fue entrando en el mar, paso a paso. "Qué fría" pensó.
Nadie la había valorado nunca, se daba asco ante el espejo, no lograba sacar buenas notas en la escuela, sus "amigos" no la querían...
Otro paso.
El agua le llegaba ya por encima de la cintura. "Ánimo, ya falta poco". No podía echarse ahora atrás, no ahora que estaba tan cerca de escapar de todo esto.
Uno más y ya no hizo pie.
Se veía tan distinto el mundo desde ahí abajo. Otro mundo. ¡Ay! ¡Cuánto le habría gustado nacer pez! Sin preocupaciones, solo nadar, nadar, nadar...
Poco a poco se le fueron disipando los pensamientos, empezó a ver todo borroso, no le quedaba aire. Se estaba muriendo. Por fin, ese fin tan ansiado, durante tanto tiempo. Todo acabó poniéndose negro.

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Se despertó entre toses. le salía agua por la nariz, no podía respirar del todo bien. ¿Dónde estaba?
A pesar de ver todo difuso, pudo entrever a Henry a su lado, inclinado sobre ella con la cara totalmente pálida. Tenía la ropa empapada.
-¡¿Pero qué mierdas haces Hen?!-dijo la chica apoyándose sobre los codos con el fin de elevar su cuerpo un poco, lo poco que podía.
-Yo...estaba dando un paseo por la orilla sumido en mis pensamientos cuando vi algo flotando en el mar. Al principio me quedé un poco en shok, no sabía lo que era ya que no llebaba las gafas puestas, pero al fijarme vi que era un cuerpo humano. Sin pensármelo salí corriendo para traerlo a la costa a pesar de no saber nadar, saqué fuerzas de donde no tenía. Me lo puse encima mía y volví a tierra firme. Lo apoyé sobre la arena y cual fue mi horror al ver que eras tú, Ever, la que estaba muerta, sino apunto. Gracias al curso que recibí de socorrista hace unos meses, en el verano, pude ayudar. Junté los labios y te hice el boca a boc...
-¡Joder, calla! ¿No te enteras que me deberías haber dejado allí?
-Te amo, no me vuelvas a hacer esto, ni se te ocurra.
Ever nunca antes había escuchado aquellas palabras salir de la boca de alguien siendo ella el destino de las mismas. Era el chico del que estaba enamorada desde que entró a la escuela, pero nunca había tenido más que una conversación con él, nunca se habían tocado.
Rompió a llorar.
-Yo...Hen...no lo aguantaba más.
-¿El qué? ¿Qué ha pasado? -dijo aún con la cara pálida.
-Todo. El día a día. No podía seguir con esto...no podía...
-Venga, Ever, vamos a dar una vuelta, ¿te apetece? -con esta frase forzó una sonrisa y fue recuperando el color.
-Bueno...vale...vamos...


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Iban los dos muy cerca, casi pegados el uno al otro por el paseo marítimo. Tampoco había nadie en la calle, algún coche de vez en cuando, no más. Los pocos se encontraban refugiados del frío ivernal en los bares y cafeterías.
-Sentémonos un rato en aquel banco de allí, me encuentro cansada.
-Has estado a punto de morir, normal que estés cansada -dijo en un tono muy triste- ¿Te encuentras mejor ahora? -preguntaba mientras con una mano le ponía el pelo tras la oreja.
-Sí, mucho mejor. Perdona por lo de antes Hen, y gracias por todo...
-Ah, bueno, no ha sido nada, hice lo que debí hacer, nada más -después de una caricia en la mejilla apartó la mano de esta.
Después de esto se hizo un largo silencio. Un silencio que no fue incómodo para nada, los dos lo necesitaban.
Ever pensaba en aquella escena. Hace apenas unos minutos iba a morir porque no tenía a nadie, y ahora se le había declarado el chico al que amaba con locura. Estaba confundida.
Henry no paraba de darle vueltas a la cabeza. Demasiados pensamientos cruzaban demasiado rápido su mente. Muchas preguntas.
"¿Qué estará pensando? ¿Le habrá molestado que me acerque de esta manera? ¿Y el te amo de antes, se lo habrá tomado a mal? ¿Me hablará sobre ello?"
Demasiadas emociones por un día, pensaron.
Ever estaba decidida, iba a probar, tal vez el te amo fuese en serio, tal vez, y solo tal vez, no lo dijese por ayudarla, a lo mejor no lo dijo por la situación, tal vez lo sintiese de verdad.
-Y...bu-bueno...mmm...¿tengo que volver a intentar suicidarme para que me beses? -dijo a medio tartamudear.
En el mismo momento en el que terminó la frase, ya tenía los labios de él junto a los suyos.  Estos fueron moviéndose, casi con vida propia, uno sobre el otro.
Ninguno de los dos había besado antes.


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domingo, 28 de julio de 2013

Realidad

La realidad es algo relativo.
La realidad es aquella que predomina en las mentes del reino.
La realidad no es tú realidad.
Puede ser más palpable, pero no será real mientras no la hagas real en las mentes de los demás.
La realidad de cada uno, es aquella que en la que se recrea tal individuo. Si en su mente hay tal realidad, para él será tal realidad.
Si la mayor parte de los individuos creen en una realidad, será la realidad que predominará en el pueblo.
Si es dicha realidad es La Realidad.
Y ese pequeño colectivo (si lo hay) que crea en otra realidad serán acusados de locos, pues es una realidad paralela que no es verdadera.
Pues la realidad es aquella en la que vivimos.
Podemos vivir de muchas maneras.
¿Es acaso más real el mundo palpable que el mundo existente en cada una de nuestras mentes?
¿Y si ese mundo-mente se pudiese hacer medianamente palpable?

viernes, 26 de julio de 2013

Tengo sueño, estoy cansado.


Tal vez deje atrás todo esto.
Tal vez tenga curiosidad por saber que hay después de la muerte. Solo tal vez.
A lo mejor quiero saber si eso que hay después es mejor que esto.
Tal vez no haya nada, y eso sea mejor que esto.
Tal vez, y solo tal vez, todo esto se acabe de una vez, en un momento.
Tal vez sea rápido e indoloro. Tal vez...

jueves, 25 de julio de 2013

Somos muertos aún vivos, caminando por el ardúo camino de la vida.
Somos muertos esperando a morir.
Somos muertos que, para serlo, primero deben pasar por una serie de pruebas, de percances.
Pero hay un camino rápido, suicidio lo hacen llamar.

Las puertas.

Y en el final último nos vemos condenados a encontrarnos solos ante esas puertas de madera y acero, con el fin de abrirlas, y, una vez hecho esto, cruzarlas.
Las puertas que conducen a ninguna parte.
Las puertas que nos pierden en ningún sitio.
No hay siquiera oscuridad, solo nada.
Dale al hombre una máscara y te dirá la verdad,
dásela al poder, y te joderá.

miércoles, 24 de julio de 2013

La muerte no es algo a lo que debas temer, simplemente, no te cruces con ella.

Todos...menos yo.

Todos salen a la calle contigo, menos yo.
Todos te abrazan, se pegan a ti, menos yo.
Todos te hacen reir, menos yo.
Tal vez, algún día, todos te fallaran, menos yo.

Día a día.

Me despierto y levanto.
Desayuno un vaso de leche.
Me visto y me lavo los dientes,
y al instituto voy tirando.

Después del aburrimiento ocasionado,
después de que vuelva a casa y almuerce,
hago los deberes
y ya voy merendando.

Juego.
Investigo.
Chateo.

Ceno.
Libros.
Duermo.

             Las mentiras, una máscara.
                      Una mosca insidiada.
                         Un hada que juega
                        con seda y esparto,
       en un estado de pleno carnaval,
                  sal, y ponte la máscara.
Saltó.
Cayó al vacío.
Gritó.
Dejó atrás el precipicio.
Realmente casi no se movió,
del sitio.
No somos ni más ni menos que el tiempo que nos queda. El cómo usarlo es cosa nuestra.

lunes, 22 de julio de 2013

Una pequeña ayudita

http://www.mamaquieroserartista.es/votaciones-y-v%C3%ADdeos-viernes-19/

Este fue un concurso al que se presentó mi pareja y las votaciones van por internet, si me hiciéseis el GRAAAN favor de votar a Laura Díaz Portales yo os lo agradecería muchíisimo.

viernes, 19 de julio de 2013

El beso.

Una única ola,
en un mar rojo,
con pedruscos blancos,
y una ola solo.

Con una costa rosada,
terminante aclarándose,
hasta unas cavernas, seguidas de dos minúsculos lagos,
extendiéndose, ensanchándose.

Y esa única ola,
un día colisiona con otra,
produciéndose el gran oleaje esperado,
entrechocando las costas entre movimientos sísmicos.
Una ola tras otra.

martes, 16 de julio de 2013

Y no sé, no estaba tan mal autolesionarse.
Era una manera que tenía de evadirme de mis problemas, hay quien se droga, quien bebe, quien hace paracaidismo, quien folla, yo me rajaba.
Y ya no puedo por una promesa... una promesa que debo cumplir.
Me encantaba ver la sangre brotar de mi brazo, expandirse por él.
También sentía una gran excitación al ver las cicatrices, de un color tan rojo oscuro. De esa manera recordaba lo que hice, la sangre brotando, y me volvía a evadir un poquito.
También, cuándo tenía las cicatrices, no me cabía ni una más, por ello deseaba que se fuesen rápido para poder volver a cortarme.
Ahora tan solo quedó una muy pequeñita blanca brillante que me hice con un cuchillo tipo "asesino" de las pelis americanas.
Aparte también quedaron líneas grises muy, pero que muy finitas que no se aprecian si no se conocen.
Pero estas marcas no me importan, si con ello puedo evadirme de mis problemas...

Acrósticos

Agora, un sentimiento olvidado,            
Murió ya hará un siglo,                        
Osados los que le otorgan asilo,            
Ruines aquellos que lo dejan maltratado.
La vida es maravillosa, 
solo hace falta vivirla.
Unica nariz austera
entre unos ojos profundos,
un par de labios inmundos
inscritos en cual piel tersa.

Esta vida perecedera
que yo mismo disfruto,
con problemas no me inmuto
con amores que me alegran.

!Qué fuese el amor sin ti!
Sin esa faz dislocada,
sin las alegrías dadas.

Que esto no es hecho por mí,
si no por lo que viví
en tantas vidas pasadas,

Mi amada
Y a cada metro, cada centímetro que me alejo de ti, es un kilómetro mental a recorrer por peñascos de amargura pura y sólida como estos mismos. A recorrer por carbón de hogueras ardiente compuesto por furia interna. A recorrer a nado en un océano hacia ninguna parte.
El amor, de sí es otro mundo.
Un mundo mudo.
Un mundo ruidoso.
Un sentimiento de sentimientos.
En sí mismo un coloso.
El nudo de nudos.
El fin del que la vida es recubrimiento,
y no miento,
pues hay que ser cauteloso
con este mar de trucos,
con este mar, tan hermoso.


Realmente, un asiento.
Pero sin patas, no miento.
Flotando sin arte, muy soso,
o haciendo virquerías, como cual bufón talentoso.


Es apacible y amable,
es valiente y furioso,
pues tanto pelea con mocosos,
que con gigantes de calle.
El mal que se cierne sobre estas tierras, agora oscuras, no es más mal queste mar de injurias, desconfianzas, y hombres sin honor.
¿Qué es un mundo sin honor?
Un mundo sin personas.

En un instante...

De un golpe seco la botella de cerveza, ya vacía, estalló en mis pedazos contra la nuca de su víctima. Esta, ya derribada, cayó con un fuerte estruendo por las escaleras de la vivienda. El chico arrastró el cuerpo desvanecido, casi sin vida, hasta el sótano de esta.
Y el padre cayó
Y el chico se escondió.

Debido al ruido provocado, el hermano menor acudió corriendo, sin saber lo ocurrido. Pobre niño incauto, dicen que la curiosidad mató al gato, mas esta vez fue él el dañado. Un paño sujetado por una pálida mano salió de entre la oscuridad, y con un movimiento rápido y fuerte pero no por ello menos elegante se posó sobre los orificios respiratorios del niño. Este, poco a poco, fue sometiéndose al dulce aroma del cloroformo. Dicha nueva víctima, por su parte, fue llevada a su vez, si no arrastrada, al sótano.
Y el hermano cayó.
Y el chico se escondió.

Al poco rato sonó la puerta.
-¡Hola mamá! Ahora mismo te abro.
El sonido de dos pares de zapatos desplazándose por el pasillo de la vivienda fue interrumpido por el del característico del metal cortando el viento, proseguido del silvar de una bala con su crujido correspondiente al salir del arma y atravesar la cavidad craneal de la víctima de extremo a extremo. La vida se devaneció del cuerpo antes de que llegase a desplomarse por completo.
El chico, olvidado ya de la temeridad cometida, se entretuvo observando cómo la sangre se alejaba del cadáver, deslizándose así por el suelo, cayendo, como cual casualidad prescrita por las escaleras que la guiarían al sótano. Quien lo viese diría que era el alma misma yendo a reunirse con sus allegados.
Poco a poco. Gota por gota.
La madre murió

El chico, más eufórico por momentos, no podía aguantar la excitación que le producía pensar en lo ocurrido, aumentando mas aún al pensar en lo que le quedaba por hacer.
Bajó por las escaleras del sótano de dos en dos con un fuego interno. Cruzó el umbral. Una estaca de madera le atravesó el cuello, desde la nuca hasta la tráquea, dejándolo sin vida sobre una nueva, aunque pegajosa, alfombra roja.

miércoles, 10 de julio de 2013

¿Quién es quien llora al otro lado del muro?
Todos, todos lloran, todos en el suelo, todos tirados, todos enfadados, tristes, integrados en una sociedad extraña.
¿Qué habrá pasado?
Muchos ruidos, muchos sollozos, mucho dolor.
Y el muro se derrumba, se destruye, se desvanece.
¿Quién es?
Sólo hay un chico.
¿Tanto dolor para una sola persona?
¿Y todos esos gritos?
¿Y todos esos sollozos?
Se acerca gente, ríe, juega, salta.
El niño está tumbado en el suelo cubriéndose la cara con un brazo, sin las fuerzas necesarias para levantarse. Llora.

domingo, 7 de julio de 2013

Los giros...

Todo ha cambiado, ya nada es como antes, ya nadie es como antes.
Las cosas van rotando, girando sobre su propio eje, enseñándote sus diversas caras.
Tal vez, cuando completen el giro completo, vuelvan a sus inicios, o, tal vez, permanezcan en una de ellas, creyendo, pensando, que esa es mejor, y es más, para ellos será mejor.
Y aquí queda uno, al margen de todo, rotando también, girando, sin saber a dónde mirar, a quién mirar, cómo mirar.
Mareado.
Cerremos los ojos, dejemos la vida pasar.

El chico de los cuchillos.

Empezó a hacer malabares con ellos, con los cuchillos.
Al principio le colocaba papel higiénico en la cuchilla, más tarde, cuando cogió práctica, se lo quitó.
Después de practicar un par de veces, la madre irrumpió en su habitación para sorpresa del chico. Entró gritándole, ¿qué haría él haciendo esas cosas?
El cuchillo se le clavó en la mano, la atravesó por completo. Dos gritos provenientes de las dos gargantas de la habitación gritaron, a su vez, atravesando el vecindario de extremo a extremo.
La sangre empezó a salir.
Al salir en esa cantidad, tanta, el chico se percató de que era más oscura de lo que él creía.
A ese ritmo se desangraría allí mismo, en unos momentos. Tantos pensamientos cruzaron su tan inocente cerebro...

El chico y las pastillas.

Llevaba ya un par de semanas adormecido.
Día tras día, pastilla tras pastilla.
Sabía que era malo, que eso le mataría, es más, sabía que ya le estaba matando, poco a poco.
Día tras día, pastilla tras pastilla.
Pero no podía aguantarlo más, su entorno le mataba aún más que las pastillas.
Día tras día, humillación tras humillación, paliza tras paliza.
Antes se cortaba para evadirse un poco de todo, ahora ni eso surtía efecto, solo quería pasar esta edad, hacerse independiente y huir de todo esto, quería llegar a eso, o, simplemente, no llegar.
Quería escapar, de cualquier manera.
Las pastillas harían que se saltase esta etapa, que hibernara, o lo matarían, lo que ocurriese antes, no le importaba demasiado.

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