domingo, 4 de agosto de 2013

Todo su mundo había cambiado, todas las personas a su alrededor; las personas que le importaban, claro; él inclusive.
Ya nada era como antes, nada volvería a ser como antes.
Los cambios en las personas suelen ser unidireccionales transcurridos en una línea infinita, no se preducen en círculos. Es muy complicado que una persona, por voluntad propia, vuelva a ser como un día fue.
Y uno lo desea con todas sus fuerzas, volver a conectar, de alguna manera, con esas personas. El problema es que ya no somos esas personas que un día conectaron. Es como conocer a una persona nueva, puede caerte mal llegando a odiarla en algunos casos, puedes tenerla como una conocida más y no hacerle mucho caso, puedes valorarla como un nuevo amigo, puedes quererla, puedes amarla...

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