jueves, 27 de junio de 2013

El chico oscuro

La oscuridad se cernía en él poco a poco. Las sombras se le empezaron a acercar, primero lo empezaron a acariciar con suaves y frágiles dedos, más tarde, zarzas subían por las piernas, enrollándole, atándole al suelo, impidiéndole escapar.
Lo peor era que el chico tampoco quería escapar. Cuando vio el primer indicio de maldad, se rindió. Sabía que había llegado su hora. No quería evitarlo.
El chico, con dos esmeraldas en la cara, siempre había luchado, siempre se había antepuesto a la sociedad, siempre la había superado.
Y cayó, inerte, como un cuerpo ya sin vida en la alfombra de la habitación. Era ya demasiado tarde para pedir perdón, nadie le escucharía...
-Lo siento- Dos palabras que, aunque débilmente, lograron atravesar los labios de aquel...

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