miércoles, 12 de noviembre de 2014

Llega la noche

El día se hace noche, el sol se apaga, como la llama de un mechero, una cerilla, se consume, como mis sentimientos.
Llega la noche, aparecen las primeras estrellas, llenando el cielo, de luz, de esperanza, de dolor.
Llega la noche, se apaga el día.
Llega la noche, y llegas tú. Llegan tus recuerdos, tus cartas, tus susurros, tus te quiero al oído.
Llega la noche, y me voy yo. No puedo quedarme a escuchar, a recordar, a ver.
Y dónde me voy. Dónde puedo irme para no escuchar tu voz en mi cabeza, para no sentir tus labios en los míos, para no sentir tu mirada, y como me precipitaba a ella.
Llega la noche, y dónde voy yo. Dónde puedo ir. Dónde puedo ir sin ti. Sin el recuerdo de lo que ni si quiera fue.
Llega la noche, y con ella, las estrellas que mirábamos. Esas estrellas infinitas que jamás se acabaron.
Llega la noche, y con ella, la luna, a la que le escribo ahora, por no poder escribirte a ti.
Antes te escribía a ti. No solo que escribiese para ti, que también, sino que te escribía a ti.
Igual que un pintor plasma en su cuadro a su modelo, yo te plasmaba en mis folios con las palabras.
Tantas veces te plasmé en ellos. Tantos montones que ahora se perdieron.
Llega la noche, y me voy yo.
Empieza la noche, y termino yo.

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