Finges que no me doy cuenta
que ocultas todos esos cortes,
que bajo esas mangas y pulseras los escondes
uno tras otro, tras otro, en tus muñecas,
uno tras otro, tras otro, y ya van doce.
Piensas que no, que ya todo irá bien,
que esta noche solo puedes mejorar,
pero la sangre aun corre por tus brazos
y ya estás en el baño, volviendo a vomitar.
¿Crees que no te escucho, que no escucho tus gritos?
¿Crees que no sufro, que no lloro cuando te miro,
con la puerta entrecerrada,
cómo sobre el váter vomitas las arcadas?
Mañana volverás al instituto,
nadie notará tu esfuerzo,
nadie notará los cambios,
nadie notará más que tu cara de cansancio,
tus ojeras, tus miradas, tu miedo.
Pero nadie notará a la chica
del fondo del infierno.
Cuentas las calorías de cada alimento,
cuentas los gramos, controlas tu peso,
sales a correr, una hora parece poco,
luego fueron tres, seis, y de ejercicio casi ocho.
Total, es ejercicio, a quién le puede hacer daño.
Te duele la cabeza siempre que te dicen algo,
"Mamá déjame, tú no entiendes nada"
decías, sin saber lo que dolía
una por una, cada una de tus miradas.
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