¿No lo odias? Ese ruido constante palpitando en tus oídos. Esos gritos que dicen que saltes, que te tires al vacío del que hace nada no conocías. Esas voces que te susurran que eres fuerte para después recortarte las venas porque según ellas están demasiado largas. 'Solo las puntas', dicen.
¿No lo odias? Tu propia voz alentándolas. Tus propios gritos de desesperación en el silencio, en la oscuridad que te protege de la luz que quema, de la luz que ciega. Y estás bien, no quieres que las cosas cambien, no quieres que se apague el odio, no quieres salir de donde estás. Estás cansado de huir de tu propia voz, de los ecos dentro tuya, de los tentáculos que te pegan al suelo, de las sombras que se deslizan en tu propia oscuridad. Porque sabes que están ahí, aunque no las veas. Sabes que se desplazan sin hacer sonido alguno, que se mueven en torno a ti, esperando el menor de tus movimientos para golpearte contra el suelo. Y por eso estás bien, por eso prefieres estar ahí, por eso prefieres estar quieto. Quieto y viendo lo que le sucede al tiempo.Admiras su avance, embobado. Ves cómo se gira en torno suya, cómo la espiral se crea y crece. Tan real como si lo pudieras tocar y moldear.
La noche del invierno
domingo, 26 de junio de 2016
jueves, 15 de octubre de 2015
Zapatos
Hoy me pondré esos zapatos que me gustan tanto para ir a verte.
Para ir a oírte, para ir a sentirte.
Hoy me pondré ese chubasquero que tanto odiabas para protegerme de la lluvia, la de fuera y la de dentro.
Saldré por la puerta y miraré al cielo, diré que soy un hombre nuevo, chillaré a los cuatro vientos.
Me sentaré en el césped donde nos dimos nuestro primer beso.
¿Aun recuerdas nuestro primer beso? ¿Nuestra primera conversación, nuestra primera mirada, nuestra primera canción? ¿Aun recuerdas, niña, la primera vez que fuimos más nosotros que tú y yo?
Para ir a oírte, para ir a sentirte.
Hoy me pondré ese chubasquero que tanto odiabas para protegerme de la lluvia, la de fuera y la de dentro.
Saldré por la puerta y miraré al cielo, diré que soy un hombre nuevo, chillaré a los cuatro vientos.
Me sentaré en el césped donde nos dimos nuestro primer beso.
¿Aun recuerdas nuestro primer beso? ¿Nuestra primera conversación, nuestra primera mirada, nuestra primera canción? ¿Aun recuerdas, niña, la primera vez que fuimos más nosotros que tú y yo?
viernes, 4 de septiembre de 2015
Enloquece, niño
Ruidos. Ruidos de esperanza enterrados en no sé dónde no sé cuándo. Ecos. Ecos de lo que un día fue y ya no es. Niño, yace en la tumba en la que tanto esperas la muerte de quien más quieres. Aguarda ahí quieto el infinito rechazo de tu futuro hacia ti. Escucha las cadenas y los gemidos, las súplicas y los gritos, de los fantasmas que te acechan. Enloquece, niño. Enloquece como tus antepasados hicieron en ese cementerio eterno, en ese lugar de tu mente en el que no pasa el tiempo, enloquece escuchándolo todo, viéndolo todo, sintiéndolo todo.
Enloquece, niño.
Enloquece y protégete.
Enloquece, niño.
Enloquece y protégete.
jueves, 13 de agosto de 2015
Luna
Luna, qué haces hoy, que no acudes a nuestro encuentro.
Luna, qué haces.
Luna, dónde estás tú, que no vienes.
No me digas, Luna, que esto que siento,
y tú sientes,
esto que sentimos,
ha muerto.
Luna, qué haces.
Luna, dónde estás tú, que no vienes.
No me digas, Luna, que esto que siento,
y tú sientes,
esto que sentimos,
ha muerto.
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