viernes, 4 de septiembre de 2015

Enloquece, niño

Ruidos. Ruidos de esperanza enterrados en no sé dónde no sé cuándo. Ecos. Ecos de lo que un día fue y ya no es. Niño, yace en la tumba en la que tanto esperas la muerte de quien más quieres. Aguarda ahí quieto el infinito rechazo de tu futuro hacia ti. Escucha las cadenas y los gemidos, las súplicas y los gritos, de los fantasmas que te acechan. Enloquece, niño. Enloquece como tus antepasados hicieron en ese cementerio eterno, en ese lugar de tu mente en el que no pasa el tiempo, enloquece escuchándolo todo, viéndolo todo, sintiéndolo todo.
Enloquece, niño.
Enloquece y protégete.

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