Digo del amor un sentimiento roto.
Digo del dolor que siento en mi interior
que el loco alto que anduvo causará terror.
Las alas se expanden en el cielo negro,
alas blancas y etéreas;
alas a las que yo les ruego,
sed mi almuerzo y mi cena.
sábado, 29 de marzo de 2014
Ya no te escribiré más versos
Ya no te escribiré más versos,
no habrá palabras tristes ni felices,
ya no guardo sentimientos.
Frente al mar que atardece
hoy miro atrás y veo
un pasado que fue y no es,
una colección de momentos.
Un día no tan lejano quise
sentir el pasado en mí de nuevo,
sentir lo que fue, y ya no es,
revocar hecho tras hecho.
Ya no te escribiré más versos,
no habrá palabras tristes ni felices,
ya no guardo sentimientos.
Era tan pequeño, mi mundo,
todo se reducía a un solo beso,
un beso, tu beso, maldita
esencia del universo.
Ya no te escribiré más versos,
no habrá palabras, ni tristes, ni felices.
no habrá palabras tristes ni felices,
ya no guardo sentimientos.
Frente al mar que atardece
hoy miro atrás y veo
un pasado que fue y no es,
una colección de momentos.
Un día no tan lejano quise
sentir el pasado en mí de nuevo,
sentir lo que fue, y ya no es,
revocar hecho tras hecho.
Ya no te escribiré más versos,
no habrá palabras tristes ni felices,
ya no guardo sentimientos.
Era tan pequeño, mi mundo,
todo se reducía a un solo beso,
un beso, tu beso, maldita
esencia del universo.
Ya no te escribiré más versos,
no habrá palabras, ni tristes, ni felices.
El pájaro
Allá lejos, el pájaro alado, vuela mucho, vuela alto. Sobrepasó edificios, montañas, lagos y extensos estados con el único fin de volar, de volar alto; de huir de este mundo insano alcanzando lugares lejanos y olvidados. Solitario el pájaro, avanza por los caminos empedrados del cielo eterno. El tiempo pasa y se hace viejo; ha llegado lejos, muy lejos; sin saberlo superó el reto; sin quererlo los días pasan, quedando menos, y menos, y menos, llegando a cero, quedando muerto.
jueves, 27 de marzo de 2014
La ciudad
Las ciudades. Grandes, con altos rascacielos grises, de cristal o de colores; ocupando extensos territorios, edificio tras edificio, ladrillo tras ladrillo. Provocan una cierta opresión sobre sus habitantes.
<<Tienes que ser el mejor>> dicen los anuncios televisivos, dicen tus profesores de un sistema educativo que no lleva a ninguna parte, dicen tus padres, dicen tus compañeros. Si no eres mejor que el resto de habitantes que buscan desesperadamente ser mejores que tú no eres nadie, así de sencillo.
Recibimos un bombardeo constante de información. Los medios de comunicación nos llenan de noticia tras notica, catástrofe tras catástrofe, sin informarnos realmente de lo que ocurre. El fin es conocer todo, por el precio de no saber nada.
Los horarios nos mantienen ocupados en asuntos banales pero, al mismo tiempo, de suma importancia. Corremos de un lado para otro, siempre con prisas, sin tiempo de saludar al vecino de al lado, para mantenernos siempre ocupados, sin un momento para pensar. Si nos diésemos tiempo para reflexionar caeríamos en la cuenta de lo realmente vacíos que estamos y que, por muchas cosas que hagamos, no hacemos nada. Realmente no queremos percatarnos de ello.
Una vida rodeados de gente a la que no tenemos tiempo de atender y una vejez sin nadie alrededor y con todo el tiempo para atenderles. Las grandes metrópolis y las no tan grandes siembran la semilla de la soledad en todos nosotros, semilla que, con el paso del tiempo, va germinando, poco a poco. Antes o después la soledad impuesta nos embarga, nos llena por dentro y nos arrebata esos horarios, esas frases de mejoría continua y nos reduce a una llanura abisal. Empezamos a combatir una soledad que siempre estuvo ahí, pero que nunca vimos.
Nos llenan de felicitaciones como "Lo estás haciendo bien" y nos alientan con un "Sigue comprando" "Sigue consiguiendo lo que otros no consiguen para ser mejor". Nos incentiban a almacenar, coleccionar objetos, amigos (a los que seguimos sin poder dedicar el tiempo necesario) y dinero, a tener más que el resto; mientras vivimos ahogados en facturas de lo almacenado. Cada vez más se le pone un valor físico a todo, hasta que un día, la luz del final del túnel tenga un precio, y este sea demasiado elevado.
<<Tienes que ser el mejor>> dicen los anuncios televisivos, dicen tus profesores de un sistema educativo que no lleva a ninguna parte, dicen tus padres, dicen tus compañeros. Si no eres mejor que el resto de habitantes que buscan desesperadamente ser mejores que tú no eres nadie, así de sencillo.
Recibimos un bombardeo constante de información. Los medios de comunicación nos llenan de noticia tras notica, catástrofe tras catástrofe, sin informarnos realmente de lo que ocurre. El fin es conocer todo, por el precio de no saber nada.
Los horarios nos mantienen ocupados en asuntos banales pero, al mismo tiempo, de suma importancia. Corremos de un lado para otro, siempre con prisas, sin tiempo de saludar al vecino de al lado, para mantenernos siempre ocupados, sin un momento para pensar. Si nos diésemos tiempo para reflexionar caeríamos en la cuenta de lo realmente vacíos que estamos y que, por muchas cosas que hagamos, no hacemos nada. Realmente no queremos percatarnos de ello.
Una vida rodeados de gente a la que no tenemos tiempo de atender y una vejez sin nadie alrededor y con todo el tiempo para atenderles. Las grandes metrópolis y las no tan grandes siembran la semilla de la soledad en todos nosotros, semilla que, con el paso del tiempo, va germinando, poco a poco. Antes o después la soledad impuesta nos embarga, nos llena por dentro y nos arrebata esos horarios, esas frases de mejoría continua y nos reduce a una llanura abisal. Empezamos a combatir una soledad que siempre estuvo ahí, pero que nunca vimos.
Nos llenan de felicitaciones como "Lo estás haciendo bien" y nos alientan con un "Sigue comprando" "Sigue consiguiendo lo que otros no consiguen para ser mejor". Nos incentiban a almacenar, coleccionar objetos, amigos (a los que seguimos sin poder dedicar el tiempo necesario) y dinero, a tener más que el resto; mientras vivimos ahogados en facturas de lo almacenado. Cada vez más se le pone un valor físico a todo, hasta que un día, la luz del final del túnel tenga un precio, y este sea demasiado elevado.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Salvador Dalí
Hoy, en la escuela, la profesora de historia ha estado comentando levemente la trayectoria de Salvador Dalí. Un genio en la pintura, pero un majara; decía. Ella en particular no está muy metida en el tema y con esa expresión se refería únicamente a la forma de sus cuadros, a ese surrealismo que tanto le puede caracterizar. Ciertamente no comprendo el por qué, por no pintar lo que todos, por no realizar obras que cupieran dentro de lo normal en la sociedad de aquel momento (y en la actual) deba ser un loco; únicamente se limitó a crear una realidad y a observarla más allá de lo que la mayor parte de nosotros lo podremos hacer, no quitando ello que también la pudiese ver como cualquier otra persona, de una manera más común.
En mi opinión, una obra que resalta claramente el hecho de que tuviese una visión más amplia de la realidad son:
Muestran como Dalí sobrepasaba la autenticidad física y visual de las cosas llevándolas a un nuevo nivel superior, mostrando una cierta distorsión que te transporta a un mundo de ensueño y fantasía; una fantasía real dentro de cada uno de nosotros.
Si nos adentramos en lo que concierne a las conjeturas propias, bien podría mencionar el siguiente cuadro:
Sobre este cabe comentar su relación con las dimensiones. El suelo cuadriculado representa las dos primeras dimensiones, alto por ancho, que, juntándose los cuadros, forman la tercera dimensión, una dimensión terrenal y física, palpable; la dimensión humana, como bien representa la mujer de pie sobre la superficie. La cruz de cristo está formada por cubos de tres dimensiones, ancho por largo por profundidad, que si se doblan haciendo un hipercubo, como si se fuese a hacer un dado, se lograría una cuarta dimensión, una que no es palpable ni visible a nuestros ojos, una que no existe en este plano físico, una a la que solo puede llegar algo superior, como, en este caso, el dios cristiano.
Si se recapacitan durante un tiempo se sacan significados a los cuadros más allá que la realidad aparentemente expuestas, como el hacía con el mundo en general. No solo son cuadros surrealistas, son cuadros que te hacen pensar.
También practicó la escultura, la escritura, la fotografía y el diseño ( actual logo de Chupa-Chups).
Fue un hombre demasiado adelantado a su época en el ámbito artístico, y aún hoy demasiado adelantado a la nuestra.
Cierto es también, que en lo respectivo a su persona, cabe destacar que no era muy querido por todo el mundo, sus ideales políticos y sus actuaciones en esta línea provocaron que George Orwell tuviese una cierta desafinidad con él, como expresa en las frases siguientes:
En mi opinión, una obra que resalta claramente el hecho de que tuviese una visión más amplia de la realidad son:
El barco
Construcción blanda con judías hervidas
Muestran como Dalí sobrepasaba la autenticidad física y visual de las cosas llevándolas a un nuevo nivel superior, mostrando una cierta distorsión que te transporta a un mundo de ensueño y fantasía; una fantasía real dentro de cada uno de nosotros.
Si nos adentramos en lo que concierne a las conjeturas propias, bien podría mencionar el siguiente cuadro:
Crucifixión
Sobre este cabe comentar su relación con las dimensiones. El suelo cuadriculado representa las dos primeras dimensiones, alto por ancho, que, juntándose los cuadros, forman la tercera dimensión, una dimensión terrenal y física, palpable; la dimensión humana, como bien representa la mujer de pie sobre la superficie. La cruz de cristo está formada por cubos de tres dimensiones, ancho por largo por profundidad, que si se doblan haciendo un hipercubo, como si se fuese a hacer un dado, se lograría una cuarta dimensión, una que no es palpable ni visible a nuestros ojos, una que no existe en este plano físico, una a la que solo puede llegar algo superior, como, en este caso, el dios cristiano.
Si se recapacitan durante un tiempo se sacan significados a los cuadros más allá que la realidad aparentemente expuestas, como el hacía con el mundo en general. No solo son cuadros surrealistas, son cuadros que te hacen pensar.
También practicó la escultura, la escritura, la fotografía y el diseño ( actual logo de Chupa-Chups).
Fue un hombre demasiado adelantado a su época en el ámbito artístico, y aún hoy demasiado adelantado a la nuestra.
Cierto es también, que en lo respectivo a su persona, cabe destacar que no era muy querido por todo el mundo, sus ideales políticos y sus actuaciones en esta línea provocaron que George Orwell tuviese una cierta desafinidad con él, como expresa en las frases siguientes:
Uno debería ser capaz de conservar en la cabeza simultáneamente las ideas de que Dalí era al mismo tiempo un excelente dibujante y un irritante ser humano. La una no invalida, o efectivamente, no afecta a la otra.
Cuando la guerra europea se acerca, él sólo se preocupa de una cosa: encontrar un lugar donde se coma bien y de donde pueda escapar rápidamente en caso de que se acercase el peligro.
domingo, 9 de marzo de 2014
Ha visto tantas vidas pasar ante él. Vio grandes gentes nacer, crecer y perecer; grandes batallas entre estados que crearon hambrunas y crisis, hombres poderosos en la cumbre del mundo que podían conseguir todo aquello que desearan; personas en la más absoluta pobreza, repudiados por todos, que lucharon por seguir adelante; chicos que levantaron su país por crecer demasiado pronto. Odio, venganza, crueldad, avaricia, celos, felicidad; también vio mucho de esto último.
Había observado el transcurso de los años, uno tras otro, tras otro, formando décadas, y siglos, y eones.
Lo sabía todo, pero a la vez no sabía nada. Se sentía tremendamente impotente por ello. Acudía cada mañana bien temprano, de los primeros, para seguir viendo a la humanidad actuar frente a él, con el fin de aprender lo más posible acerca de aquellos pequeños seres que llegaron al planeta azul por una serie de casualidades. Se marchaba lo más tarde posible, aunque siempre debía irse, y eso le ofuscaba. Nunca pudo ver la parte oscura, nunca supo que hacían los humanos en las noches, ¡cuánto daría él por acudir a una de esas! Había escuchado hablar de la noche de fin de año, todos celebraban grandes fiestas en sus casas y en la calle, en cambio él nunca pudo acudir a una. Cuando llegaba su hora debía dejar paso a la luna, hacerle un hueco y esconderse por el horizonte, aguardando con impaciencia lo que le deparará el día próximo.
Unos le llamaban sol, otros, no le llamaban.
Había observado el transcurso de los años, uno tras otro, tras otro, formando décadas, y siglos, y eones.
Lo sabía todo, pero a la vez no sabía nada. Se sentía tremendamente impotente por ello. Acudía cada mañana bien temprano, de los primeros, para seguir viendo a la humanidad actuar frente a él, con el fin de aprender lo más posible acerca de aquellos pequeños seres que llegaron al planeta azul por una serie de casualidades. Se marchaba lo más tarde posible, aunque siempre debía irse, y eso le ofuscaba. Nunca pudo ver la parte oscura, nunca supo que hacían los humanos en las noches, ¡cuánto daría él por acudir a una de esas! Había escuchado hablar de la noche de fin de año, todos celebraban grandes fiestas en sus casas y en la calle, en cambio él nunca pudo acudir a una. Cuando llegaba su hora debía dejar paso a la luna, hacerle un hueco y esconderse por el horizonte, aguardando con impaciencia lo que le deparará el día próximo.
Unos le llamaban sol, otros, no le llamaban.
Reflexión
Me encontraba pensando en la fugacidad de las cosas.
Como puedes tener algo y, de un momento a otro, perderlo; en
un instante se ha esfumado, se ha resquebrajado y se desintegra, veces ante tus
ojos sin que puedas hacer nada, como cuando observas una catarata desde
abajo; y veces tan rápido que ni
siquiera te das cuenta de lo que acaba de ocurrir hasta pasado un tiempo,
cuando ya es demasiado tarde.
Esto ocurre, sobre todo, con las personas.
Pueden morirse, ser atropelladas por un coche en su viaje al trabajo, ser aplastadas por un mueble de su vivienda, ser víctimas de un infarto, tropezarse por las escaleras...
Habrá sido solo un segundo, uno se enterará minutos, horas, o semanas después, habrá querido remediarlo, verlo, intentar evitarlo, pero aun habiendo estado allí, no habría podido hacer nada, habría sido demasiado fugaz.
Puedes conversar con una persona y decir una palabra indebida, que no suene como quisiste decir, y perder la confianza con ella; un acto irreversible, por una palabra que dijiste en un momento fugaz.
O, simplemente, que una discusión se te vaya de las manos, y en media hora se habrá ido al garte años de amistad con alguien. En cierto modo, habrá sido algo fugaz.
Los objetos, asimismo, pueden romperse para siempre, o perderse, para no recuperarlos jamás. Pero si solo tienen valor material, siempre se puede hacer otro, o conseguir otro por el mismo valor material, en eso no hay problema, el conflicto viene cuando el valor aumenta al valor abstracto, como la antigüedad, o el afecto que se le haya cogido al objeto en particular. En ese momento, cualquier acción sobre él será fugaz.
miércoles, 5 de marzo de 2014
La belleza de un rostro
La sangre invadía su rostro, brotando entre sus cortes. Con su nueva navaja el chico alcanzó la felicidad que ella nunca le ofreció. Se la acercaba lentamente a la cara, antes de presionarla y tirar con fuerza, cada vez más. Lo hacía frente al espejo para disfrutar de la vista de su nuevo rostro. ¡Ahora es tan bello! ¡Nadie se le podrá resistir! Con cada corte producido él era más guapo; si el reflejo fuese real, saldría con él, se había enamorado.
Al principio tenía miedo a apretar demasiado, pero, como con cualquier otra cosa lo fue perdiendo con la práctica. Sabía dónde y cómo debía hacer las incisiones para sangrar más.
Su padre le llamaba loco pero, aunque no lo dejase nunca solo, debía dormir, y cuando ambos lo hacían el verdadero yo del chico despertaba, caminaba descalzo bajo la negrura y repetía el ritual de todas las noches.
Al día siguiente sus compañeros de clase le observan detenidamente. ¡Por fin se daban cuenta de su belleza! ¡Le admiraban!
Al principio tenía miedo a apretar demasiado, pero, como con cualquier otra cosa lo fue perdiendo con la práctica. Sabía dónde y cómo debía hacer las incisiones para sangrar más.
Su padre le llamaba loco pero, aunque no lo dejase nunca solo, debía dormir, y cuando ambos lo hacían el verdadero yo del chico despertaba, caminaba descalzo bajo la negrura y repetía el ritual de todas las noches.
Al día siguiente sus compañeros de clase le observan detenidamente. ¡Por fin se daban cuenta de su belleza! ¡Le admiraban!
lunes, 3 de marzo de 2014
El chico del pozo
Si te acercas lo suficiente puedes ver oscuridad.
Te asomas al pozo una noche sin luna, observando su interior e inclinándote sobre las paredes de roca. Dentro solo se ve negro, el reflejo producido por el cielo oscuro. No hay estrellas. ¿Dónde se han escondido? ¿Dónde se han podido meter?
¡Oh! En el fondo del pozo pareces haber visto algo ¡Será la estrella perdida! ¡Hay que recuperarla!
Te acercas un poco más, intentas llegar al fondo estirando el brazo, pero no llegas, intentas alcanzar la estrella, pero ya no recuerdas dónde la viste; ¡todo es tan oscuro!
Venga, un poco más, debes salvarla y devolverla al cielo, que es donde debe estar, de esta manera podrás iluminar el pozo y encontrar la estrella.
Si abres bien los oídos en la noche muda puedes escuchar su voz. ¡Es una niña pequeña! ¡Necesita tu ayuda! ¡Estírate un poco más!
Notas como se aferra a tu brazo, intentas subirla pero pesa demasiado y terminas cayendo. Allí abajo no ves ni sientes nada y apenas puedes moverte. Si miras por donde has caído, todo está oscuro y no se ve la entrada, si miras al suelo puedes ver una esfera azul a lo lejos, y si te fijas lo suficiente te percatas de un pozo chiquitito, en un punto remoto del planeta.
¡Hola, estrella!
Te asomas al pozo una noche sin luna, observando su interior e inclinándote sobre las paredes de roca. Dentro solo se ve negro, el reflejo producido por el cielo oscuro. No hay estrellas. ¿Dónde se han escondido? ¿Dónde se han podido meter?
¡Oh! En el fondo del pozo pareces haber visto algo ¡Será la estrella perdida! ¡Hay que recuperarla!
Te acercas un poco más, intentas llegar al fondo estirando el brazo, pero no llegas, intentas alcanzar la estrella, pero ya no recuerdas dónde la viste; ¡todo es tan oscuro!
Venga, un poco más, debes salvarla y devolverla al cielo, que es donde debe estar, de esta manera podrás iluminar el pozo y encontrar la estrella.
Si abres bien los oídos en la noche muda puedes escuchar su voz. ¡Es una niña pequeña! ¡Necesita tu ayuda! ¡Estírate un poco más!
Notas como se aferra a tu brazo, intentas subirla pero pesa demasiado y terminas cayendo. Allí abajo no ves ni sientes nada y apenas puedes moverte. Si miras por donde has caído, todo está oscuro y no se ve la entrada, si miras al suelo puedes ver una esfera azul a lo lejos, y si te fijas lo suficiente te percatas de un pozo chiquitito, en un punto remoto del planeta.
¡Hola, estrella!
domingo, 2 de marzo de 2014
El humo
Efímero, el humo asciende al cielo.
¿Dónde irá el humo? ¿Quién acariciará con sus partículas grises? Se funde con el viento, poco a poco, hasta que son solo uno. Se mezcla con las nubes, y sube, y sube, y sube, hasta alcanzar las estrellas; hasta que desaparece entre corrientes frías y calientes. El humo ya no es humo ni es nada, a pasado a ser parte del entorno, se ha transformado en uno más, como otro cualquiera. La gran masa densa, mortífera y gris a terminado siendo algo intrascendente y sin color que le destaque, algo que nadie ve ni aprecia, algo que no huele, algo que, por el pasado aún por escribir, no existe.
¿Dónde irá el humo? ¿Quién acariciará con sus partículas grises? Se funde con el viento, poco a poco, hasta que son solo uno. Se mezcla con las nubes, y sube, y sube, y sube, hasta alcanzar las estrellas; hasta que desaparece entre corrientes frías y calientes. El humo ya no es humo ni es nada, a pasado a ser parte del entorno, se ha transformado en uno más, como otro cualquiera. La gran masa densa, mortífera y gris a terminado siendo algo intrascendente y sin color que le destaque, algo que nadie ve ni aprecia, algo que no huele, algo que, por el pasado aún por escribir, no existe.
La biblioteca
Las paredes estaban repletas de libros, desde el suelo hasta el techo, tras tremendas vitrinas o sin ellas; pero todos preparados para ser abiertos y leídos con paciencia y ternura. Pasaba la yema de los dedos sobre el lomo de estos, sintiendo la textura del cuero firme deslizarse bajo ellos justo antes de abrirlos y leer sus letras, sentir las gigantescas y extensas ideas de los distintos escritores y pensadores penetrar en su cabeza. Le encanta ver como la tinta impregna las hojas, sentir ese olor característico a libro antiguo acompañado de un color amarillento. Estaba muerta y había ido al cielo. Nunca escuchó nada de ese lugar, pero ahora que lo conocía no pensaba abandonarlo. Era feliz, no nacesitaba más.
La mentira penetra en sus oídos
La mentira penetra en sus oidos y sus ojos, internándose en las venas y mezclándose con su sangre, llegando al corazón y al cerebro. Su vida a pasado a ser una gran mentira, toda a una, solo una. Siente como un sentimiento de venganza, de ira, se acopla poco a poco en su interior, provocándole una gran sombra que nunca quiso tener, creándole vacíos oscuros que nunca tuvo. La nueva oscuridad se ha hecho acopio de él, vuelve a los vicios de antaño, vuelve a la bebida, vuelve a frecuentar los bares encharcados de los barrios bajos de la ciudad.
Después de no haber ido en años, cuando abrió la puerta, el camarero le saludó con una sonrisa mientras limpiaba una copa de cristal.
-Te pongo lo de siempre freddy?
-Claro, amigo, lo de siempre.
Después de no haber ido en años, cuando abrió la puerta, el camarero le saludó con una sonrisa mientras limpiaba una copa de cristal.
-Te pongo lo de siempre freddy?
-Claro, amigo, lo de siempre.
sábado, 1 de marzo de 2014
La vida es como el parchís
Cuesta arrancar, para empezar a hacer las cosas debe ocurrir algo en concreto en tu vida, algo que te haga sacar tus planes a flote, como un cinco, por ejemplo; pero una vez que te pones, todo va relativamente rodado.
Después de empezar, pueden pasar dos cosas, avanzar tú demasiado, creerte mejor que los demás e intentar "comértelos", o que los demás intenten absorberte.
Tienes varios proyectos en mente, cuatro, por decir algún número, y debes meditar cual quieres llevar para delante en los determinados momentos o tiradas.
Puede salirte bien eso de avalanzarte sobre tu contrario, porque en el momento que quites esa competencia, todo será mucho más fácil y tus proyectos parecerán mejores y más adelantados, pero igualmente puede salirte mal, y que te coman a ti.
Si no avanzas tus planes lo suficientemente rápido, alguien, tarde o temprano, te terminará echando del juego, sobreponiéndose a ti y haciéndote empezar desde el principio.
Cuando te echan puedes dejar de lado ese proyecto eliminado, pero si haces eso, nunca te sentirás "lleno", nunca sentirás que has ganado de verdad, por lo que siempre se vuelve a sacar, aunque, como hay que volver a empezar, cuesta arrancar.
Podrás ser primero, segundo, tercero o cuarto, pero siempre, SIEMPRE, podrás cumplir todos los sueños que te hayas propuesto cumplir, tardes más, o tardes menos.
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