martes, 21 de octubre de 2014

Merienda

Volví a pedir café para dos, muchacha, café para dos. Café para mí, café para ti, como siempre hemos hecho, y lo sirvieron. En mi mesa tenía café para dos y no sabía qué hacer con él, no sabía si conversar, discutir, hablar de qué sería el mundo ahora que estoy sin ti, porque no estás, y yo tengo café para dos. El barman me mira desde la barra, con ojos curiosos; tal vez se piense que estoy loco, por pedir café para dos, cuando soy uno solo. Pero vendrás, sé que abrirás esa puerta, algún día, y aparecerás tras ella, te sentarás frente mía, y tomaremos juntos, café para dos, muchacha, café para dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares