miércoles, 3 de septiembre de 2014

Rumiante de recuerdos

Pobre tú, rumiante de recuerdos muertos, que necesitas revivirlos, y revivirlos, y revivirlos, para poder darlos por enterrados. Algún día podrán contigo, arderán con tu boca, tu garganta, tus entrañas; arderán con tu piel de yeso y tu pelo de fuego. Arderán con tu cuerpo entero, y desaparecerás con ellos, implosionarás. Degustarás su sabor dulce, y ácido, y agrio; sentiras su caricia caliente y gélida. Ese es el ser de santa Muerte; el dragón que calcinará tus recuerdos y tu futuro, y dejará  un presente como mucho incierto. Ya no serás más la niña que fuiste ni la mujer que serías, solo el ser del pelo de fuego que se desvanece entre las calles de la ciudad, observando a muchos y siendo vista por algunos otros, almas perdidas en su tiempo nuevo.

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