A veces eres niña, otras, mujer. ¿Y qué soy yo? Una mancha carmesí con la forma de tus labios. Soy la sombra oscura por el sol de nuestra relación olvidada. La sombra oscura de aquel Noviembre Dos, la sombra oscura de mis tendencias suicidas, de la vida perdida y del tiempo tachado. Sí, no me mientas, sé que has rechazado el tiempo nuestro.
A veces eres la primera estrella del firmamento, otras, la última. Las menos no apareces. Pero sonrío, porque te veo en ellas. Te veo cuando estas sonríen, cuando lloran, cuando entran por mi ventana, maestras del sigilo, implorando comida y agua.
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