Siendo tú, mujer de bella
gracia, ocasionándome atracción
y no sale esa sensación,
la cual es, sin duda, una estrella.
¿Acaso por ventura
el amor no te ha llegado?
Apaciguándote en tu allegado,
me sometes con tal soltura.
Ocasionándome tú, dicha locura,
más que un placer salado,
me arremetes el tinglado.
Sintiendome yo, acosado,
por mi dicha y mi cura,
mas no pareces, en tales, segura.
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