lunes, 15 de abril de 2013

Renazco cada día


Eso pensaba la chiquilla, Ever(siempre) se llamaba, mientras la sangre recorría su brazo, incansable, antes de que saliese una gota, ya estaba preparada otra para salir, todas provenían de su cuerpo, frágil y desnudo, sentada en su silla de trabajo, frente al escritorio, con su pantalla de ordenador, viendo imágenes sangrientas, tanto como la suya propia, escuchando música deprimente, rajándose, con una cuchilla de afeitar que se había encontrado por la calle, no tenía el valor siquiera de comprarla.
La había lavado bien, sí, no quería morir de ninguna infección, eso era patético, quería "vivir" un suicidio por todo lo alto, le hacía ilusión llenarse de sangre las manos, los dedos más bien, y pintar en la pared blanca de la casa VOSOTROS ME MATASTEIS. También quería escribir una carta, en el ordenador, dejarla abierta en su escritorio, y mandarle copias a diferentes organizaciones. En esa carta relataría toda su vida, si se puede llamar vida. Pintaría cosas en negro, en las paredes de su cuarto, y colocaría una trampa de chinchetas en su cuarto, ella era inteligente, de pequeña hacía cosas parecidas, no con chinchetas, por supuesto. Por último dejaría en una grabadora su voz, diciendo únicamente la palabra MUERTE.

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